jueves, 20 de junio de 2013

De voluntarios.- Corazones grandes en un mundo pequeño







Por una vez y sin que sirva de precedente (a no ser que se dé el caso), voy a permitirme el lujo de un pequeño cambio en el relato del día de hoy. Mi intención no va a ser precisamente hacer  reír,  mi intención va a ser para agradecer, reconocer su valía y mostrar públicamente mi admiración a los protagonistas del día de hoy. Pretendo  hacer un pequeño homenaje a personas únicas, anónimas y especialmente a mis conocidas que son capaces de dedicar su tiempo libre al cuidado y acompañamiento de quien más lo necesita, de ofrecer apoyos  y sus habilidades para mejorar su calidad de vida, por hacerlo de manera consciente y totalmente gratuita. Os estoy hablando de los Voluntarios.
El voluntario se puede decantar por varios campos, acción social, ambiental, cultural, emergencias... todos válidos e igualmente necesarios.

Tenemos la idea de que el voluntario es persona generosa, de carácter altruista y solidario,  comprometido, humanitario, portador de paciencia y cariño, rasgos fundamentales e imprescindibles para ofrecer una mayor calidad de vida a las personas a las que ofrece su acompañamiento y presta su ayuda. Pues así es.

Si se me permite por cuestiones personales al que más admiro y agradezco su labor es al voluntario social, concretamente al que se involucra en el mundo de la discapacidad. Gozan de todo mi respeto y admiración, sus beneficiarios son personas especiales que necesitan que otras personas especiales les brinden su tiempo, ayuda y conocimientos. Ambas partes se compenetran a la perfección, mientras unos tienen capacidad suficiente para ofrecer su ayuda, los otros permiten que los voluntarios les ayuden.

Tengo una hija con discapacidad, soy socia de una asociación en la que tenemos un grupo de ocio para personitas tan especiales como ella, el voluntario es pilar fundamental para el desarrollo y buen funcionamiento  de dicha actividad, simplemente son imprescindibles. Conocen a los usuarios a la perfección,  se encargan de sus necesidades, sus carencias, sus particularidades y sus capacidades, tratándoles con todo su cariño, respeto, paciencia y verdadera dedicación.

Gozan de todo mi cariño y por supuesto de mi respeto y admiración. Para el voluntario la actividad que realiza no es un pasatiempo ni un entretenimiento, es mucho más. No tendría  jamás suficientes adjetivos para calificar a personas únicas, con una valía, unos sentimientos y una forma de ver la vida totalmente admirable, tan valiosos como necesarios, tan humanos como divinos, tan escasos como numerosos, tan generosos como agradecidos, tan extraordinarios como sencillos.


El presente relato lo he escrito para mostrar mi gratitud hacia todo el voluntariado. Lo escribí con todo mi respeto, mi admiración y todo mi cariño para todos los voluntarios en general y si se me permite a los míos en particular.

Enhorabuena¡¡¡¡¡
A por todas!!!!!







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