martes, 17 de marzo de 2015

El diario de BRIDGET PENNY










Llegó otro martes y aquí estoy yo, y por que??? por que yo lo valgo.

Perdón, pido perdón, creo que se me está contagiando el síndrome de la siamesa engreída, pido disculpas por ello y las pido con humildad.

Cada día me sorprende más la ocupa gatuna ésta, tiene un morro impresionante, tiene más cara que espalda, es una jeta, una caradura, una impresentable. Que habilidad tiene la intrusa ésta para camuflar y decorar sus fechorías y aunque a veces ya es que ni me sorprende, en otras ocasiones si lo logra pero bien.

Que caradura más grande ha tenido la semana pasada relatando con descaro su adorable  acercamiento con las cobayas la tarde que Piluca las sacó al salón, que descarada que es¡¡
Lo sucedido la otra tarde no fue así y lo sé son seguridad por que fui testigo directo y no tan lejano como aseguró ella del encuentro.
Lo sucedido la otra tarde fue exactamente así:

Mientras Pepe y Piluca limpiaban la vivienda unifamiliar de la familia cobaya,  fräulen ocupa se metió de nuevo dentro a estorbar, como lógicamente enredaba más que ayudaba, Piluca optó por sacar a las tres cobayas de la casa y llevarlas a estirar las patas al salón.
Los tres animalitos se quedaron muy quietecitos como acostumbran a hacer cada vez que se les saca de su ambiente habitual, por lo que Piluca muerta de la risa por parecer la familia cobi de peluche, comenzó a hacer su acostumbrado reportaje gráfico. Como no podía ser de otra manera la puñetera gata tuvo que intervenir, pero no conforme con meterse en medio de la sesión fotográfica, también tuvo que toquetear a tan tranquilos animalitos y no dejarlos en paz ni un momento. Que si una patita por aquí, que si una patita por allá, que si ahora un besito, que si otra patita, joer¡¡¡ que plasta¡¡

No había forma de echarla de allí, quería el protagonismo para ella sola, esta gata descarada no era  capaz de comprender que no era su momento, el trio cobayo era el protagonista y era incapaz de entenderlo, ella debería de haberse mantenido al margen como hicimos los demás pero no fue posible.

Al final lo que consiguió con su egoísta aptitud fue que guardaran al trio cobayo antes de tiempo, lo que empezó como una gracia terminó como un calvario para los animalejos, esa aptitud en mi pueblo tiene un nombre: tocapelotas.

En casa somos muchos y todos tenemos oportunidad de aparecer, pues la puñetera no lo ve así ¡¡¡¡ ella tiene que aparecer siempre, tiene un complejo de jueves impresionante, pero lo que más me indigna es que no lo reconozca y siempre se esté colgando medallas de que es la más mejor.

Me enerva, me cansa, me aburre, me satura, como puede tener tanto afán de protagonismo???
Hay gatos que no cambian y me temo que esta ocupa felina va a ser de las que no va a cambiar nunca.

Cada día me pregunto que qué es lo he hecho yo para merecerme esto y al día de hoy todavía no he encontrado respuesta.

Que sepas que seguimos siendo arrieritos fräulen ocupa¡¡¡ de momento no lo olvides.


No hay comentarios:

Publicar un comentario