jueves, 24 de octubre de 2013

El lado femenino del Feng Shui.- Lo que oriente enseñó a occidente





El relato del día de hoy puede dar la sensación de que está dirigido a la población femenina en particular,  nada más lejos de la realidad, aunque si que he de reconocer que inspirado en nosotras está, pido perdón de antemano por si alguien se molesta pero me apetecía tomarme esa licencia. Al hablar de mi vivencia personal me ha parecido oportuno hablar desde el punto de vista femenino, que después de todo es el que conozco.

Quiero insistir que aunque escrito desde el buen humor, o eso intento, es un tema lo suficientemente serio que no quisiera que se prestara a burlas.  En mi opinión pienso que el humor es una vía como otra cualquiera para conectar y dar a conocer este arte milenario chino del que, aunque no soy practicante, si me confieso interesada y simpatizante, solo me falta añadir que como todos mis relatos esta escrito con todo mi respeto y cariño.

Sin más dilación comencemos, introducción, traducción y explicación.


La milenaria sabiduría china nos a entregado a occidente importantes aportes, inventos como la pólvora, la brújula, o el papel se la debemos, también gracias a ellos conocimos la medicina china, el Kung Fu, la acupuntura o el Tai Chí, por citar algunos ejemplos.

Occidente en los últimos años ha quedado fascinado, maravillado diría yo por el Feng Shui, que recordemos nos habla del arte de armonizar los espacios en los que vivimos y a buscar un lugar que nos proporcione bienestar y seguridad, secreto que oriente tenía bien guardado.

Literalmente Feng Shui significa viento y agua. Elementos fundamentales para la existencia de vida. Al unir los dos vocablos simboliza el viento ascenciendo a la cima de una montaña y el agua subiendo hacia la cumbre. Hay quien se atreve a asegurar que el viento se lleva el Chí y el agua lo contiene.

Una vez explicado el inicio de este arte tradicional y milenario, o como definen otros una filosofía que analiza el diálogo que establecemos con el ambiente en que vivimos, quisiera añadir que el Feng Shui no es una superstición, ni una religión. Es el arte de aprender a vivir fluyendo con las fuerzas y ciclos de la naturaleza.

Una vez expuesto a modo de introducción el origen de ésta fascinante filosofía, quisiera analizar en profundidad mi vivencia personal.


Estoy de acuerdo en la teoría de que el viento se lleva el chí, el viento se lo lleva todo, lo visible y lo invisible, supongo que este fenómeno afecta tanto a oriente como en occidente. 
Respecto a que el agua lo contiene, al chi me refiero, carezco de suficientes datos que aportar al respecto, reconozco estar confundida, si es el agua no lo sé, (ya que por mis problemas renales estoy obligada a beber más de dos litros diarios), pero que contenido está y un poquito también es verdad.

Carezco de información de las mujeres orientales respecto a sus contenciones, las occidentales, entre las que me encuentro,  a partir de cierta edad estamos más que propensas a las contenciones y estancamientos y el chí que forma parte de nuestro entorno no va a ser una excepción. Cabe destacar que también en ocasiones sufrimos de efecto contrario, es decir, desbordamientos y desprendimientos, las occidentales somos así.

Respecto al arte de armonizar los espacios en los que vivimos y buscar un lugar que nos proporcione bienestar y seguridad os puedo asegurar que aún no lo he encontrado, no estoy atreviéndome a decir que no exista, que existir puede que exista, pero que lo desconozco. Para mi lo más parecido sería vivir en un híbrido de balneario o spa con comisaría de policía, (lugares idóneos sin duda para encontrar el bienestar y la seguridad)  pero de momento he de conformarme con mi modesto hogar o morada, que puede llamarse en occidente de cualquiera de las dos maneras, hay más términos pero pueden resultar demasiado vulgares o demasiado exquisitos.

De la creencia de que el Feng Shui es el arte de aprender a vivir fluyendo con las fuerzas y ciclos de la naturaleza estoy en un principio de acuerdo, nuestra naturaleza tiene distintas fuerzas y etapas en las que fluir nos fluye, a veces más, a veces menos, a veces demasiado, a veces en retirada, a veces confundida, a veces desordenada, pero mientras nos siga fluyendo y conservemos el arte de aprender a vivir fluidas, la fluidez nos ayudará a llevar una vida placentera, fluída, con bienestar y hasta puede que con seguridad. Recordar que nuestra belleza surge del interior y tenemos que aceptar los cambios con naturalidad, renovarse es un proceso natural y nuestro chi tampoco es una excepción, recordar que todo lo que surge de nuestro interior es fácilmente visible en nuestro exterior. Así estamos, así somos, así nos ven. 

Reconozco públicamente el agradecimiento a oriente por revelar su secreto que tenían tan bien guardado, gracias a tal revelación he podido comprender un poco más la fuerza, la importancia, el complejo funcionamiento, la logística y la fluidez del chí.

Seas como seas, oriental u occidental, lo verdaderamente importante,  tanto si somos incrédulas,  seguidoras o practicantes de este arte milenario, es que el chí nos fluya correctamente a todas, que el viento se lleve lo que se tenga que llevar y que vivamos donde vivamos que al menos podamos sentir bienestar y seguridad en nosotras mismas. Si logramos cumplir todos los requisitos mencionados, estoy segura que la población masculina nos lo agradecerá y juntos podremos disfrutar de la correcta y adecuada fluidez de nuestro chi, facilitando el encuentro con el bienestar y la seguridad que todos nos merecemos

Que el chí esté con nosotras.


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