jueves, 10 de octubre de 2013

Discapacidad y sexualidad.- Llaman amor a lo que otros llaman sexo.









Lo sé, el tema de hoy para mí es tan real y cierto como para más de uno escandaloso, trataré de enfocarlo con toda la naturalidad y claridad que me sea posible. Como madre de una personita con discapacidad intelectual , me he tenido que enfrentar a ésta necesidad afectivo-sexual como a otras necesidades y derechos que tienen nuestros hijos,  exactamente igual que el resto de seres humanos.  El relato del día de hoy va dirigido especialmente a todo aquel que comparta mi inquietud o simplemente quien quiera conocer de primera mano una realidad que no por no enfrentarnos a ella deja de existir.  Os relato las vivencias que he conocido tratando principalmente a personitas con discapacidad intelectual de grado medio.

Empecemos por el principio, el sexo es una necesidad de la que las personas con discapacidad no son inmunes, sus limitaciones intelectuales no interfieren en absoluto con sus necesidades físicas, y la afectividad y la sexualidad al igual que el comer o el respirar son vitales y necesarios para ellos, sin olvidarnos que también son un derecho.


Tenemos que desterrar mitos que además de ser inciertos, causan cierto desasosiego en una sociedad que no siempre está abierta a la comprensión, uno de los mitos más frecuentes es la más que famosa frase "siempre están pensando en lo mismo", pensamiento social tan generalizado como incierto, debemos de comprender que para ellos el sexo no es una obsesión, es una necesidad, si desde su entorno no disponen de suficiente información o ésta no está debidamente canalizada, sus demostraciones afectivo-amatorias pueden expresarlas en lugares no idóneos o en momentos no adecuados,  la discapacidad no es la culpable de estas demostraciones sino la falta de educación afectivo-sexual, situación que a mi juicio se evitaría facilitando tiempo y espacio para su intimidad y una correcta información.

Al ser un tema tabú, afortunadamente cada vez menos, nos resulta todavía escandaloso ver como dos personitas con discapacidad caminan de la mano, o se dan un beso en público, si echáramos un vistazo a nuestro alrededor nos bastaría para comprobar como más de una pareja sin discapacidad  se encuentra en la misma situación o incluso más "comprometida" pasando totalmente  desapercibidos, no somos capaces de ver la ternura, mimos, cuidados, cariño y el amor que se profesan. La diferencia es que son tan auténticos, que al no ver maldad en sus actos, entre otras razones porque no la tienen, no escatiman en demostrar a la persona amada sus sentimientos.  El ser especiales no les hace diferentes, necesitan del contacto físico con su pareja para demostrar y culminar su amor, la afectividad y el deseo sexual aparecen como cualquier otra necesidad. Ellos llaman amor a lo que otros llaman sexo.

Una vez que sus responsables, familiares, educadores, personal sanitario, etc. somos conocedores de esta nueva necesidad,  deberíamos de tener la obligación de poner en marcha todos los mecanismos necesarios para facilitar su sexualidad de una forma sana y responsable, cada uno desde su especialidad,  aportando la suficiente información y ayuda, coordinándonos si fuera necesario. Prohibir es un error. Entre todos encontraremos la mejor vía para que su sexualidad sea una realidad sana y segura. También deberemos de saber elegir el momento y espacio adecuado, comprendiendo que ellos por sí solos no disponen de la suficiente intimidad. 

La familias debemos de aceptar la nueva situación que se nos presenta, comprendiendo que el sentimiento del amor precede a su deseo sexual, se ve venir, reconoceremos inmediatamente los primeros síntomas y ese es el momento idóneo para empezar a comunicarnos en todo lo relacionado con esta nueva etapa que juntos debemos de afrontar, el apoyo familiar es vital y en lo relacionado con la afectividad y la sexualidad no debería de ser una excepción.  Sería fundamental no sembrar la desconfianza entre nosotros, tratemos el tema con la mayor naturalidad, facilitemos apoyos, información, busquemos ayuda especializada si lo creemos necesario, decidamos conjuntamente pensando siempre en el bienestar de nuestros hijos.

El cerrar los ojos o mirar para otro lado no evitará lo inevitable.

Debemos concienciarnos de que el amor, la afectividad, el deseo y por consiguiente la sexualidad son sentimientos tan naturales como necesarios y en ellos no son una excepción.

Igual que procuramos normalizar su vida fuera del ambiente familiar facilitándoles el acceso a otros espacios con sus iguales como acudir a centros,  o a grupos de ocio, debemos de procurar darles una correcta y adecuada educación sexual, la sobreprotección a la que tendemos las familias no puede ser un obstáculo.



Aprovechemos esta nueva etapa para aumentar la comunicación y la confianza con nuestros hijos, hablemos con ellos con naturalidad, respeto, paciencia y cariño,  debemos de asegurarnos  que comprenden nuestras explicaciones, que disponen de suficiente información.  Es importante para ellos ver que ambas familias comprendemos y apoyamos sus necesidades y que juntos decidiremos el momento adecuado para ponerlas en práctica.



Mi experiencia como madre cuando ha llegado el momento ha sido:


1.- Recibir con naturalidad sus nuevas necesidades
2.- Facilitarles información clara y concisa, paso a paso, sin prisas, hasta llegar asegurarnos de  conseguir su entendimiento
3.- Facilitarles tiempo y espacios para su intimidad, reconociendo y aceptando que el amor es un sentimiento que se tiene que expresar y exteriorizar.
4.- Estar continuamente en contacto las dos familias y tomar decisiones conjuntas aceptando ambas  en todo momento "la nueva situación". El apoyo familiar es fundamental.
5.- Estar constantemente en contacto con médicos, educadores y psicólogos
6.- Tomar soluciones eficaces para que puedan disfrutar de una sexualidad sana y sobre todo responsable.
7.- Y por último y no menos importante no perder jamás la confianza y el vínculo creado previamente con nuestros hijos, que puedan acudir a nosotros con naturalidad en caso de dudas,  especialmente según se van produciendo los "avances".

Espero que mi experiencia sirva para facilitar la comprensión de esta realidad que se presenta tanto para nuestros hijos como para nosotros, recordar que tanto unos como otros somos novatos e inexpertos, pero con aceptación, buena voluntad, sentido común, naturalidad, información y ayuda conseguiremos que esta nueva etapa sea satisfactoria especialmente para nuestros hijos.  Ojala sirva también para tranquilizar y orientar a las familias.

Quisiera aclarar que no soy médico, psicóloga ni sexóloga, soy simplemente una madre preocupada por la nueva situación que se presenta y que intento recibir lo más natural y preparada posible. 
Que cuando hablo de la afectividad me estoy refiriendo a unos sentimientos como el cariño, deseo o amor que necesitan de expresión física.
Cuando hablo de sexualidad hablo considerando que es una necesidad fisiológica en la que participan la afectividad, el amor, la emoción, el deseo....  tampoco me refiero única y exclusivamente al acto sexual en sí , hay otras vivencias que también pueden producir sensaciones.





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