viernes, 31 de mayo de 2013

De reencarnación: el legionario y tía María

Cada vez estoy más convencida de que existe la reencarnación, no me baso en hechos científicos para convencerme, sino en el día a día, en casos reales con datos que prácticamente todos podemos comprobar.
Uno de lo más comunes, tampoco me atrevo a asegurar el más común de todos, es la reencarnación del legionario, ese hombre al que la suerte hirió con zarpa de fiera, ese hombre de pelo en pecho, masculino, excesivamente dominante,  con carácter, tatuado,  es el prototipo y candidato perfecto para reencarnarse en nuestra protagonista del relato de hoy.... la tía María.

Tía María, generalmente soltera aunque como en todo hay excepciones, viene de serie con el cáracter del legionario procedente de su reencarnación, es dominante, autoritaria, pero no solo ha heredado su carácter también su actitud ante la vida, entiende de sacrificio y la fe en la victoria,  sí, es la tía a quien la suerte hirió con zarpa de fiera, su debilidad? la familia, su pasión? enfermar, su afición?coleccionar medicamentos y acumular citas médicas, es la novia de la muerte y no lo digo por que la frase sea oportuna y  acompaña al legionario.... es que es verdad¡¡¡ es la tía que más dura.
Ellas también posteriormente se reencarnan, las casadas vuelven a ser legionarios y entramos en un círculo vicioso, las solteras en insectos,  mayormente mantis religiosas, el porcentaje de catar macho de su especie antes de devorarlo es altísimo
Tía María tiene dos formas de hacer las cosas, por lo civil o por lo militar, a la familia nos clasifica por rangos, no se la reconoce fácilmente, su camuflaje es prácticamente perfecto, hay rasgos para identificarlas, el principal su frase más típica: a quien Dios no le da hijos... el diablo de da sobrinos.
Tía María es entre el resto de las tías la unidad de élite, pertenece a las Fuerzas de Acción Ràpidas, posee una alta preparación para el combate y el cuerpo a cuerpo, y ha sido concebida para dar  una primera respuesta por la familia o en conflictos imprevistos, los que se van incorporando, los allegados.
Y tía María envejece, la está grande el uniforme, ya deja de ser soldado, se va llenando de canas, la van aflorando arrugas, el legionario sin mando, esa novia de la muerte que estrecha con lazo fuerte y que su tiempo se agota.
Alguna ya reencarnada se alistará a la legión, nadie sabría su historia, el gran dolor que mordía como un lobo, el corazón.

Con todo mi cariño y respeto a todas las tías Marías de este mundo.

Con todo mi cariño y respeto a todos los legionarios que hubo, que hay y que habrá

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