Respeto
DE PAN SE ALIMENTA EL CUERPO, DE RESPETO EL ALMA.
Si queremos conseguir que nuestras enseñanzas sean fructíferas no debemos nunca de olvidar una regla básica en la educación, el respeto. A Ana la respetamos como individuo, cómo una persona con pleno derecho, por lo que intentamos nos olvidar de cumplir tan básica regla.
El que Ana intente conseguir más autonomía no deja de ser un aprendizaje para ella, en el que sus padres nos convertimos en sus educadores, para intentar desarrollar bien nuestras enseñanzas previamente decidimos una serie de pautas a seguir, eso sí, trabajándolo siempre bajo el mayor de los respetos:
- Ser conscientes que necesitamos de un clima cordial y de un ambiente relajado, si perdemos el control no daremos un buen ejemplo ni adelantaremos nada a la hora de enseñar. Además los gritos no generan respeto.
- Establecer un orden para que Ana se sienta tranquila y segura con unas rutinas a seguir, aunque en ocasiones también también son necesarias las excepiones.
- Empatizar, es la mejor manera para que podamos saber tanto lo que necesita cómo los avances que se van produciendo.
- Aceptar sus recaídas, aceptar sus retrocesos y tropezones también son muestras de respeto, nosotros lo aceptamos por que comprendemos que todo aquel que aprende tiene derecho a equivocarse y Ana en eso tampoco es una excepción.
- Intentar resolver los conflictos que vayan surgiendo, permitir autonomía a quien apenas tenía requiere en ocasiones tomar decisiones importantes e imprevistas en la que los conflictos pueden aflorar.
Enseñar a Ana con con respeto es esencial como es esencial exigir que ella nos respete, no podemos pretender educar con respeto si permitimos que nos lo falte.
Autonomía ¡¡¡¡ prepárate que allá vamos ¡¡¡
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