Apoyo.
EL QUE DA, RECIBE.
Cómo ya os expliqué en el relato anterior, hace relativamente poco tiempo hemos cambiado la visión sobre como estábamos preparando a Ana para que intentara conseguir más autonomía y cómo por algún sitio hay que empezar, hemos comenzado intentando cambiar tanta protección por ayuda, si, por ayuda.
Sus padres hemos decidido ayudarla para intentar que pueda desenvolverse sola y para que vaya consiguiendo las metas que se vaya proponiendo.
Como ya os dije de un tiempo a esta parte hemos decidido apoyar a Ana intentando potenciar al máximo sus capacidades, para que dentro de sus posibilidades, pueda llegar a ser lo más independiente posible.
Para intentar conseguirlo hemos comenzado con un ritual de nuevos propósitos:
- que Ana comience a mostrar y a elegir sus gustos y preferencias.
- que tome sus propias decisiones.
- que asuma sus propias responsabilidades.
- que vaya aprendiendo a manejarse sola.
- que elija sus propias amistades y su pareja.
- que aprenda a gestionar los problemas que la vayan surgiendo con los demás.
- que aprenda a desarrollar habilidades para la resolución de conflictos.
- y sobre todo a que disfrute de sus posibilidades, de sus decisiones, de sus avances, sus logros, en una palabra: de su independencia.
Nosotros también hemos comenzado con nuestro propio ritual de padres:
- respetando los gustos y preferencias de Ana.
- animándola a que tome sus propias decisiones.
- reforzando sus conductas y actitudes positivas.
- no impidiendo que desarrolle confianza en si misma ni que ponga a prueba sus capacidades.
- asumiendo que no podemos resolver todos sus problemas.
- celebrando cada éxito alcanzado.
Lo que verdad pretendemos es fomentar la autonomía de Ana, permitir su independencia, que no esconda más sus capacidades y que comiencen a aflorar sus virtudes.
Autonomía ¡¡¡¡ Prepárate que allá vamos ¡¡¡¡
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