miércoles, 19 de marzo de 2014

Diario de una madre desquiciada a la que se le casa su primogénita











Cuaderno de bitácora


EL VESTIDO DE LA MADRINA



Cuando a una madre que está a dieta por que se casa su hija, independientemente de que sea su primogénita o no, se le comunica que además de tener que asistir a la boda como madre de la novia va a tener que asistir como madrina de ceremonia, el estallido mental que se produce en el cerebro se eleva a categoría de importante o incluso puede que más allá. Que por que lo se???? lo se de sobra por que esos sentimientos están basados en hechos reales, en vivencias propias, por eso lo se.

Impresionada por la elección que han elegido para mí me surgen un mar de dudas y es que realmente ni se que misión tiene exactamente la madrina, ni el verdadero significado de su cargo. Siempre pensé que se limitaba a acompañar al novio hasta el altar, a estar presente en gran número de fotos y sentarse en la mesa presidencial, pero al saber que he resultado la elegida para desempeñar tremendo papel me empiezo a interesar un poco más por lo que representa. Del cargo en cuestión solo sé que no puede vestir de blanco, (como ninguna otra invitada todo sea dicho de paso), que se le permite ir de color lenguaje subliminal, (ósea negro) cuando no está conforme con el enlace y que puede vestir de largo o de corto, lo único que no se le permite es eclipsar a la novia.

Según el protocolo de la perfecta madrina, por que hay un protocolo para ser la madrina perfecta, debería de ser la más elegante del enlace, por lo tanto debe de cuidar su imagen al máximo. Se le requiere una vestimenta adecuada acorde con el importante cargo a desempeñar, a poder ser complementada con mantilla, peineta o algún tocado según el gusto de la persona o lo que requiera el modelo elegido para el evento y sin carga excesiva de adornos. Pero como no sólo de vestimenta vive el hombre también tiene una serie de responsabilidades a desempeñar, debe de ser la perfecta anfitriona y comprar los detalles a entregar el día del enlace.

Si he de ser sincera, porque no tengo inconveniente en no serlo, desconocía prácticamente el protocolo, la novia, ósea mi primogénita casadera, es quien minuciosamente me va informando del protocolo en cuestión en lo que a madrina se refiere.

Por si alguien todavía no se ha dado cuenta, he sido elegida por la feliz pareja para desempeñar uno de los cargos más representativos, importantes y rimbombantes del evento, voy a ser la madrina, ahí queda eso¡¡¡¡¡¡ la verdad es que estoy muy emocionada, pero al enterarme del protocolo de la perfecta madrina reconozco humildemente que he tenido un momento de bajón. Para mi hija es importante cumplir el protocolo, quiere una boda tradicional y perfecta y en ambos casos el protocolo hay que cumplirlo y como buena madre que soy me veo en la obligación más que en la devoción de complacerla.

Así que aquí me tenéis, asimilando la información recibida para elegir el modelo adecuado acorde a mi categoría y rango, pero sin olvidar que soy yo la que se lo tiene que poner, pensando para dar gusto a mi hija que elegir entre la trilogía de opciones para lucir encima de mi cabeza, ( no la digáis nada pero lo más probable es que no me ponga ninguna, no soy mujer de mantilla ni de peineta y de tocado no me decido, me veo más de adornos sencillos),  decidiendo si llevo las piernas ocultas o al aire, descartando muy gustosa el exceso de adornos (no tengo complejo de árbol de Navidad con piernas tapadas o al aire pero con piernas) y tratando de entender que quiere decir eso de que tengo que ser la perfecta anfitriona, desconozco si tengo que aparecer en algún momento del enlace con una torre de bombones o algo así.  Lo que tengo clarísimo es el color del vestido, mejor dicho, el color del que no pienso ir vestida, no pienso ir de lenguaje subliminal, ósea de negro, estoy encantada con la boda, es más si por mi fuera se hubiera producido antes el evento. En lo que si me he ofrecido este estipulado en el protocolo o no es que en caso de dudas la madrina será la encargada de empujar a los novios hasta el altar y pienso hacerlo muy gustosa.

Lo que si he entendido perfectamente es lo de comprar los detalles a entregar a los invitados, menos mal¡¡¡¡ estaba empezando a preocuparme por si no pertenezco a este mundo. Mi vida social ya no es que sea nula, es que es inexistente, pero ese día si ó si seré la madrina perfecta, la perfecta anfitriona, la perfecta pagadora de detalles y la perfecta perfecta en la perfecta boda de mi perfecta primogénita.

A estas alturas del enlace lo que si que puedo comentar con total seguridad es que he sido indultada para llevar mantilla, peineta o tocado. Ufff¡¡¡¡¡ que alivio¡¡¡  Ese indulto facilita mi respiración.

Prometo foto.

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