viernes, 21 de febrero de 2014

El vídeo de mi sobrina














































Mi semana comenzó con el cumpleaños de mi mami, 88 inviernos, lo digo sin tapujos por que mi mami está estupenda y ella es la primera que no oculta su edad, la comprendo perfectamente, yo en su caso tampoco lo ocultaría.

Para celebrar tan importante acontecimiento, mi sobrina Celia, jovencita con escasos recursos económicos,  tuvo la genial idea de regalarla un pequeño reportaje mostrando a grandes rasgos su vida, el pequeño documental comienza con mi madre de joven, continuando cuando mi padre se cruzó en su camino, su boda, el nacimiento de sus dos hijas, nuestro crecimiento, y la importante llegada de sus tres nietas.

Cuando mi sobrina me comentó el proyecto, buscando supongo mi complicidad al pedirme colaboración, me ofrecí encantada y participé obediente en todo lo que me requería, grabaciones en vídeo de los miembros de mi familia, envío de fotografías, etc. colaboré muy gustosa igual que el resto de implicadas, nos prometió copia y a última hora de la noche anterior al cumpleaños nos sorprendió gratamente a todas cuando nos envió el trabajo terminado esperando supongo encontrar nuestra aprobación.

Comenzar a escuchar las primeras notas musicales, que por cierto fueron un acierto y empezar a llorar fue todo una,  el vídeo transpasaba el cariño y la ilusión que mi sobrina puso en su regalo. Escuché atentamente cada nota de las canciones elegidas, una para etapa del vídeo, como vi atentamente cada una de las fotografías seleccionadas, por unos minutos vi pasar delante de mí lo más importante de mi vida, consiguió enternecerme, ablandarme el corazón.  Mi sobrina tuvo un gran acierto con el regalo pensado para mi madre, aunque también sin darse cuenta, sin proponérselo,  también fue un regalo para mí.

Por mi cabeza desfilaron no solo las fotos recién vistas, sino una infinidad de recuerdos tan delicados como entrañables, sentí las manos de mi madre en mi pecho cuando me frotaba el Vivaporub cada vez que me constipaba o me invadía la tos, ve vino el olor de la chimenea del salón que se encendía a diario en los fríos días de invierno, mezclado con el olor del caldo recién hecho que siempre perfumaba nuestra cocina, recordé cuando de noche llegaba mi padre a casa y corríamos mi hermana y yo a la puerta para recibirle con abrazos y besos con el pijama puesto y a punto de irnos de irnos a dormir, los besos de buenas noches estando ya en la cama, los colocados de cama, nuestras trenzas,  los viajes de la familia en el 600 que nos parecía grande y cómodo, las tardes familiares de los sábados, los domingos ejerciendo a mucha honra de perfectos domingueros con salidas al campo, a la piscina, o donde se terciara, las navidades, los veranos en el patio de mi casa que por cierto si que era particular, pero si hay algo que destaca en mis recuerdos de la infancia es la casa de mi yaya, la casa de los encuentros familiares, la casa de todos, la casa donde vivían mis adorables yayos, casa encantada con un cuidado jardín. Después ya recordé mi adolescencia, la boda, el impactante nacimiento de mis dos hijas, su crecimiento.

Reconozco que después de haber visto el trabajo me ha dado por pensar bastante en la familia, pero en la familia que va más allá de heredar y compartir genes ó grupos sanguíneos, en la familia-familia. En la familia que comparte, participa y discute, pero sin obligación genética, por lo que me ha dado ha sido por pensar bastante en mi familia¡¡¡¡

El vídeo me ha servido para darme un buen atracón de añoranza y melancolía recordando lo feliz que fui especialmente en la niñez, pero el pasado, pasado está.. También ha servido para darme cuenta que carezco de presente, me resulta  inexistente, me pasa desapercibido, carece totalmente de importancia y por lo tanto de valor. Mis ilusiones y preocupaciones van encaminadas al futuro, especialmente en el futuro de mis hijas, un futuro que me ilusiona tanto como me inquieta.

Dedicar unos minutos a ver un vídeo familiar me han servido tanto para reconocerme afortunada por pertenecer a la familia que pertenezco, como para estar orgullosa y satisfecha de la que he podido crear. Solo espero ser merecedora de que mis hijas sepan transmitir a mis nietos (si es que algún día los tengo) la importancia y el cariño hacia nosotros, como el que creo que tanto mi hermana como yo hemos sido capaces de transmitir a nuestras hijas sobre nuestros padres, sus abuelos y no precisamente por compartir información genética y ser sangre de su sangre, sino por compartir recuerdos y experiencias como sólo una familia sabe compartir.

Quiero aprovechar este espacio para felicitar a mi madre y a mi sobrina Celia, a mi mami por cumplir sus espléndidos 88 años, a mi sobrina por su estupenda idea y su magnifico trabajo,  por que sin quererlo no sólo ha hecho un regalo a su abuela, ha hecho un regalo a la familia.

Felicidades a las dos¡¡¡¡¡¡

Todo por la familia¡¡¡¡¡¡










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