Convencida de que esta vida las buenas personas se encuentran, comienzo esta nueva entrega de relatos con la intención de agradecer el haber encontrado alguna.
En esta ocasión comienzo con Ana, una joven a la que conocí hace más de 18 años en Madrid, cuando yo era clienta habitual del comercio en el que trabajaba.
Mi sorpresa fue cuando me vine a vivir a Alcalá de Henares y me la encontré trabajando en un establecimiento de un Centro Comercial muy cercano a mi domicilio. Que ilusión me hizo tener alguien cercano y de confianza en un sitio totalmente desconocido para mi¡.
De Ana puedo decir que a pesar de que hayan pasado 18 años desde que nos conocemos, sigue siendo una joven encantadora, amable, simpática, muy trabajadora, con muy buen gusto y gran amante de la moda, de ahí que su trabajo la vaya como anillo al dedo.
En Ana siempre he encontrado apoyo y colaboración, especialmente en todo lo relacionado con mi hija pequeña. Como conocedora que es de su enfermedad, su discapacidad y de sus lógicas limitaciones, justo es reconocer que siempre he podido contar con ella y últimamente aún más, ya que encantada colabora en mi empeño de intentar normalizar su vida.
Ya hace tiempo que Anita, llamaré así a mi hija para diferenciarla de Ana la protagonista del relato, va sola a su tienda a comprarse la ropa que más la gusta. En su establecimiento Ana la asesora con sinceridad, la apoya, aconseja y ayuda y consigue que una rutina, que en cualquier otro lugar sería imposible de realizar, pueda hacerla ella sola con total normalidad.
Ana con el paso de los años no sólo se ha ganado nuestra confianza, sino también nuestro respeto, cariño y agradecimiento, también nos genera muchísima tranquilidad al saber que Anita está en buenas manos cada vez que la visita, ya que no la va a engañar aprovechándose de su discapacidad.
Hace apenas un mes que Ana se nos ha convertido en una joven emprendedora creando su propio negocio, animada por su amplia experiencia y por sus sinceros consejos, sin duda alguna su mejor aval.
Como está empezando lógicamente precisa de publicidad por lo que ella misma ha creado una página en Facebook, donde en ocasiones aparece promocionando la ropa que vende y otras veces las que aparecen son amigas suyas, pero lo que nunca imaginé fue el que a Anita también la eligiera para participar y formar parte de su selecto grupo de "modelos".
Todo empezó la otra tarde, cuando de nuevo fue Anita a su tienda a comprarse ropa para la nueva temporada que recién acaba de comenzar. La sorpresa llegó cuando Ana se puso en contacto conmigo para comunicarme que la gustaría mucho contar con Anita como imagen de su negocio, no me lo podía creer ¡¡¡ mi peque como imagen de un establecimiento de moda ¡¡¡¡.
Acepté agradecida y sin necesidad de pensármelo dos veces y al día siguiente acudimos madre e hija a la sesión fotográfica, sesión que por cierto fue de lo más divertida.
Pero lo que de verdad me sorprendió fue la naturalidad que acompañaba a su sincero ofrecimiento, ya que en ningún momento pensó en comentar la discapacidad en su publicidad, no lo consideraba necesario.
Ana es tan grande que incluso para publicitar su modo de vida fue capaz de ver en mi hija a una persona, a una jovencita que luciría tan contenta sus modelos como mejor puede y mejor sabe y eso era lo que precisamente quería transmitir, normalidad.
Ana quiero que sepas que me siento muy orgullosa de haberte conocido, de haber podido seguir manteniendo el contacto y de poder seguir contando contigo para el más grande de mis empeños, intentar normalizar la vida de mi hija.
Por todo eso y por mucho más, GRACIAS, GRACIAS, MIL GRACIAS ¡¡¡¡
P.D. Aporto parte del reportaje
A & A MODA
Centro Comercial El Val local 106
C/ Valladolid
Alcalá de Henares 28804
Madrid
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