Cuaderno de bitácora.
POR QUE ELLOS LLAMAR AMOR A LO QUE OTROS LLAMAN SEXO
Los meses pasan, nuestra feliz pareja sigue junta y su amor crece y crece y crece, piensas que ya se quieren todo lo que se pueden dos personas en esta vida y resulta que no, que todavía se podían querer más¡¡¡ de echo se siguen queriendo cada día un poco más, su amor no se acaba nunca.
Tanto amor, tanto cariño y tanta pasión les va llevando despacito, pero derechito, a otra realidad que tarde o temprano tenía que llegar, después de todo tienen una edad en la que las hormonas se despiertan si es que no estaban despiertas ya. La discapacidad hormonal tampoco existe.
De nuevo las mamis en contacto total, el tema lo requería, intentábamos comprender con la mayor naturalidad posible la nueva situación que se acababa de presentar, reconociéndonos novatas juntas decidimos también en esta nueva situación solicitar ayuda profesional.
A la primera persona que abrimos nuestro corazón y nuestros temores fue a la psicológa del centro donde acuden nuestros hijos y de nuevo nos tranquilizó, explicándonos se trata de una necesidad totalmente natural y más cuando está basada en la afectividad.
Son personas, tienen sus sentimientos, sus derechos y sus necesidades exactamente igual que el resto de los humanos. Hasta ahí totalmente de acuerdo, pero de nuevo, que hacer???
Juntas decidimos que sería fundamental proporcionarles una debida información, la psicóloga se encargaría de hablar con ellos e independientemente solicitaría a través de nuestros servicios municipales, que profesionales debidamente cualificados les dieran unas charlas informativas.
Hasta ahí todo bien, pero a nivel de madres que es lo que deberíamos hacer???
De lo primero que hicimos fue acudir a nuestros respectivos médicos a explicar nuestros temores y la nueva situación que se nos estaba presentando. Al igual que la psicóloga nos tranquilizaron explicándonos con naturalidad de nuevo prácticamente lo mismo, sólo añadieron información sobre las diferentes soluciones eficaces.
Los distintos profesionales a los que acudimos nos dan unas pautas y unas informaciones a seguir. La féliz pareja tiene derecho a una sexualidad sana y responsable y sus padres somos precisamente los responsables de proporcionársela.
Una vez que recibimos ayuda profesional comenzamos a poner en práctica lo aprendido, lo primero asegurarnos de que la feliz pareja tuviera una correcta y adecuada información, una vez que nos aseguramos que su información era adecuada, comenzamos a facilitar tiempo y espacios para su intimidad, tuvimos que reconocer primero y aceptar después, que el amor es un sentimiento que se tiene que expresar y exteriorizar. Las suegris en ningún momento dejamos de tener contacto, contacto que no se limitaba únicamente entre nosotras, también seguimos contando con la inestimable ayuda de la psicóloga del centro y de nuestras respectivas doctoras.
Finalmente también nos hemos tenido que enfrentar a otra realidad, a la de tomar soluciones eficaces para que nuestros hijos puedan disfrutar de una sexualidad sana y sobre todo responsable, siempre asesoradas por profesionales debidamente cualificados. El no querer ver la realidad no la evita.
Lo más curioso de todo este delicado proceso es que hemos creado un vínculo no sólo entre las suegris, también con nuestros hijos, acuden siempre a nosotras cada vez que se les presentan dudas, especialmente según se van produciendo "avances". La normalidad y la comprensión con la que se ha tratado el tema ha sido el secreto para el acercamiento, estoy completamente segura.
Las suegras novatas se han tenido que enfrentar a esta realidad que se nos ha presentado, pero estoy en condiciones de asegurar que estamos saliendo bien airosas de la situación.
La sexualidad no olvidemos, es una necesidad biológica en la que participan la afectividad, el amor, el deseo.... y de la que ellos no están inmunes.
Quisiera aclarar que en absoluto me estoy refiriendo al acto sexual única y exclusivamente cuando hablo de sexualidad, me permito recordar que hay otras vivencias que también pueden producir sensaciones.
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