martes, 23 de septiembre de 2014

Como ser suegras especiales y novatas e insistir en el intento








Cuaderno de bitácora



LAS ROSAS TIENES ESPINAS QUE NO IMPIDEN SU BELLEZA.



Que felicidad se respira en el ambiente¡¡¡¡¡

Embriaga, embarga, intoxica¡¡

A la recién estrenada pareja se la comienza a llamar la pareja feliz. Quien no los conoce, quien no los trata, quien no los ve, no se puede hacer una idea de lo felices que son, irradian felicidad¡¡¡
Se aprecia perfectamente con que intensidad viven su relación, actúan como chivatos el brillo que desprenden sus miradas, los cuidados que se otorgan, las palabras con las que se hablan, no hace falta haber tenido estudios universitarios para comprender que lo que siente esta pareja tiene un nombre,  AMOR , así, tal cual, un amor en mayúsculas, negrita, subrayado y rosa, muy muy rosa y dulce, muy muy dulce, no apto para diabéticos.

Y así van pasando los días y los meses, la pareja, feliz, no se cansa, las familias, tranquilas, tampoco nos cansamos. Todo el tiempo es poco para ellos, cuando no pueden estar juntos en modo presencial se alían con las nuevas tecnologías, el teléfono móvil comienza a ser necesario y el WhatsApp imprescindible.

Juntos van al centro, juntos regresan, comparten actividades tanto deportivas como culturales y participan en las salidas con el grupo de ocio. Afortunadamente  también se relacionan con sus iguales, aunque les gusta estar solos y dedicarse su tiempo, les animamos a relacionarse con sus compañeros y amigos.

Son afortunados por que entre sus amistades también cuentan con chavales de su edad sin ningún tipo de discapacidad.

Todo parecía idílico, pero como todo en la vida también nos encontramos con su parte negativa, empezamos a percibir que se están volviendo demasiado dependientes el uno del otro y además, esa dependencia no ha venido sola, la acompañan los celos, o lo que aún es peor, el miedo a la pérdida.

Las suegris lo hablamos en cuanto vimos los primeros síntomas, que hacer??  nos agrada verlos juntos y felices, pero nos entristece ver cuando lo pasan mal, por que hay ocasiones en que sinceramente, lo pasan francamente mal los dos, el celoso y el celado.

Que no cunda el pánico¡¡ en esta vida, menos la muerte, todo tiene solución.

De lo primero que hicimos fue hablar con la psicóloga del centro, nos tranquiliza, afortunadamente allí su comportamiento es correcto y adecuado, no se aíslan, comparten espacios, juegos, actividades y  conversaciones con sus compañeros, se integran perfectamente en grupos, tienen su pandilla perfectamente definida en la que además son figuras destacadas para el resto.
Si surge algún pequeño brote de celos actúan inmediatamente no dando lugar a que llegue la sangre al río.

La psicóloga nos aconseja unas pautas que debemos seguir, intentar separarlos inteligentemente, intentando poner un poco tierra de por medio, que no compartan tantos espacios, debemos procurarles espacios y tiempos individuales para cada uno. Como sucede casi siempre, la teoría es muy bonita, pero poner en práctica sus consejos no es tarea fácil. El centro es el mismo, están en diferentes talleres, pero en el mismo centro, pertenecemos a la misma asociación, por lo que tanto las actividades como el ocio también es el mismo, solamente disponen de un día a la semana en la que sus actividades se diferencian,  así que, que hacer???

Las mamis hablamos y hablamos, todo lo que observábamos en la pareja nos lo contábamos, hablábamos entre nosotras, hablábamos con ellos, una vez y otra y otra, tampoco veíamos tan grave la situación, es cierto que ocasionalmente ese miedo aparecía, aunque también es justo reconoce y por lo tanto mencionar, que cada vez más espaciado y con menos intensidad.

Decidimos a modo preventivo y en vista de lo imposible de separarlos que compartieran más tiempo con amigos, ante la imposibilidad de quitar tiempo del centro, de actividades y de ocio, lo quitaríamos del suyo propio. Decidimos proclamar al domingo el día de la amistad, día ideal para pasarlo con amigos, de esa manera se reducía su espacio de soledad sin quitarles tiempo de verse y al mismo tiempo se iban acostumbrando a compartir a su pareja.

De momento parece que funciona, siguen teniendo pequeños episodios de miedo a la pérdida, que en fondo no nos extraña. Quien no temería perder lo que tantos años nos ha costado conseguir y que nos proporciona tanto bienestar y tanta felicidad????

Estaremos hablando de personas con discapacidad intelectual, pero su discapacidad no les impide diferenciar el antes del ahora.
Lógicamente prefieren estar como están, juntos y quien no en su lugar ???








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